lunes, 22 de julio de 2019

Primeras pedaladas

Hemos cogido las bicis esta mañana. Son robustas, tienen buen aspecto y parecen cómodas. La primera sensación que tenemos cuando arrancamos es la de poder disfrutar de un placer sencillo, relajante, sin complicaciones. Comentamos que esta es una forma de moverse que nos gusta y nos aporta una gran placidez. 

La temperatura es fresquita, da gusto. El momento resulta especialmente agradable. Venimos de pasar un calor horrible y aunque estamos a comienzos del mes de julio ya estamos hartos de sudar. Por ello se agradece más esta suave caricia de aire fresco que nos invade ahora. Con esta sensación tan gratificante deslizándose por las piernas, por los brazos y en la cara, el cuerpo se siente entonado y tenemos la sensación de tener la mente más limpia, más viva. 

Notamos cómo el aire fresco nos va enriqueciendo la respiración cuando damos las primeras pealadas, se incrementa la frecuencia cardíaca, la sangre acoge eufórica la entrada en tromba de oxígeno abundante, que nos regala nuevos ánimos, sentimos cómo el cuerpo rejuvenece y cómo, tras la depuración, el cerebro empieza a sentirse más alegre. Es innegable que al mismo tiempo que las piernas giran rítmicamente la cabeza comienza a ordenarse y va ganando agilidad. Comprobarlo resulta realmente reconfortante. 

Caminamos sin prisas por caminos tranquilos, sin tráfico, solitarios. Casi sin intención escuchamos en medio del silencio el discurrir de las ruedas sobre el asfalto. Somos conscientes de la soledad compartida que nos acompaña cuando nos movemos en bicicleta, de lo bien que te hace sentir y de lo mucho que disfrutamos con este tipo de viajes. Es apreciable y muy grande la sensación de independencia y de autonomía que proporciona. Aunque parezca un poco exagerado, en el fondo las bicicletas son capaces de cambiar a las personas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario