martes, 23 de julio de 2019

De Colonia a Duseldorf


Decidimos que la foto oficial para el arranque de nuestra aventura ciclista por el Rin deberíamos hacerla en la catedral de Colonia. Nada más adecuado. Un referente histórico, un icono mundial nos daba las bendiciones y hacía las veces de notario para nuestro diario discurso bicicletero. Tras el banderazo de salida nos despedimos con algo de nostalgia de la emblemática ciudad hanseática para centrarnos de inmediato en la ruta. Nada más salir dejamos al otro lado del río la ciudad de Leverkusen. Su avistamiento sirvió para dejar pública constancia en el grupo de nuestra incultura más absoluta. Comentamos que no sabíamos prácticamente nada de ella, casi únicamente que era la tierra del conocido equipo de fútbol alemán y que allí estaba la fábrica Bayer de productos farmacéuticos (que patrocinaba al equipo). 

Desde aquí, pedaleando por la margen izquierda del Rin, entre campos de hermosos cereales y dominados por esa euforia inicial que la ilusión incubada imprime siempre al arranque de los proyectos, tardamos muy poco en llegar a una primera meta volante, la ciudad fortificada de Zons. Llevamos unos 30 km. recorridos y nos quedan otros tantos para llegar hasta Duseldorf.

Zons no tiene el detalle de compensar nuestros sudores recibiéndonos con las puertas abiertas, como sería esperable, lo que nos obliga a bordear el medieval recinto amurallado. Por suerte nos sirve para poder apreciar de cerca la Torre y disfrutar del viejo molino de madera construido en el siglo XVII sobre una de las torres de la muralla. En algún sitio leemos que el molino disponía de una peculiaridad tecnológica revolucionaria en su momento, consistente en que su parte superior se podía girar para aprovechar mejor los vientos, viniesen de donde viniesen.

Después de tomar algo y reponer fuerzas nos disponemos a continuar. Nada más arrancar nos llama la atención un monumento de bronce con una figura y unos cerdos campeando alrededor. Allí, un cartel dice que la obra se titula Der Schweinebrunnen (que literalmente significa “La fuente de los cerdos”). Al parecer el conjunto escultórico hace alusión a un suceso  conocido en la zona como “el altercado de los cerdos de Zons”. En síntesis los hechos se remontan a 1577, cuando los soldados del arzobispo de Colonia de aquel entonces entraron en el pueblo de Zons, saquearon la población y robaron un rebaño con cincuenta cerdos. Aunque la placa dice que tiempo después los cerdos fueron devueltos por el arzobispo de Colonia, todo hace pensar que lo que se restituyó fue su importe en dinero porque de los cerdos ya habían dado buena cuenta los soldados en su día.

Pocos kilómetros más adelante una nueva escultura de bronce se cruza en nuestro camino e interrumpe nuestra marcha. Estamos en una pequeña población llamada Stürzelberg. La escultura representa a un lugareño y a un chico arrastrando con una mula una barca a orillas del Rin. Aprovechamos para tomarnos un breve respiro, hacernos unas fotos testimoniales y de inmediato continuamos nuestra marcha pedaleando hacia Duseldorf, a donde llegamos poco después, tras una etapa que al final resulta ser de 68 km.





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