martes, 13 de agosto de 2019

De Emmerich a Arnhem





No tenemos demasiadas prisas a la hora de ponernos en marcha. Nos hacemos unas fotos con el Golden Gate del Bajo Rin de fondo, antes de tomar la ruta que nos llevaría a Holanda. 

En las inmediaciones del puente nos encontramos con una curiosa estatua de bronce que representa a un mozo del puerto algo desgarbado sentado en unas piedras. Es un poortekeerl. En el Emmerich del siglo XIX, los poortekeerls esperaban expectantes la llegada de algún barco a la ciudad. Se ganaban la vida haciendo trabajos ocasionales, ayudaban con la carga y descarga de bultos y llevaban el equipaje de los viajeros hasta sus destinos. Su recompensa a menudo era una moneda, un trozo de pan o un simple trago de aguardiente. El Emmericher Poortekeerl del paseo del Rin siempre se siente recompensado y está contento con una visita.


El viaje avanza casi sin percatarnos. A los pocos kilómetros ya estamos pedaleando por tierras holandesas. Paramos un momento en un viejo puente de ferrocarril. Óscar no pierde ocasión para tomar notas gráficas en su minibloc de todo lo que se pone a tiro de su lápiz. El paseo es muy cómodo para circular en bicicleta. Desplazarse así por estas tierras es fácil, seguro y relajado. El paisaje es llano, la temperatura perfecta y las infraestructuras óptimas para los que circulamos en bici. 


Discurrimos por parajes naturales espectaculares. Hay más de 32000 km de carril-bici en Holanda y las diferentes rutas ciclistas de las que dispone el país están bien señalizadas y numeradas. Las rutas llamadas LF (Landelijke Fietsroutes o Rutas Ciclistas Nacionales) resultan muy apropiadas para moverse por el país, especialmente para excursiones largas y vacaciones en bicicleta. Se pueden utilizar independientemente o combinarlas con algunas otras de la "red de rutas nodales para bicicletas". A menudo, debajo de las señales de las Rutas Ciclistas Nacionales hay también una señal de ruta nodal. Estas rutas nodales para bicicletas se han planificado para excursiones más cortas. Están señalizadas con el nombre y número de la ruta y también indican la dirección del desplazamiento.   



Poco a poco el delta del Rin se va ramificando, el agua se allana, el río se desparrama y crece a lo ancho mientras camina hacia el mar del Norte que le espera unos kilómetros más allá. Cambian las sensaciones, cambia el paisaje, incluso cambia el nombre del río, que ahora se llama Waal. Cuando cruzamos desde Hunnerpark hacia la otra orilla para encontrarnos con Lent, atravesamos el Waal y poco después, antes de entrar en Arnhem, el otro ramal del río que nos encontramos es el Nederrijn (el Bajo Rin). Seguimos a través de cómodas calzadas elevadas sobre los polders. Aunque hay un tramo en obras en el puente, los últimos 17 km desde Nimega (Nijmegen en holandés) hasta Arnhem los hacemos por la RijnWaalpad, una superautopista para bicicletas que te permite hacer el trayecto con prioridad absoluta en los cruces y sin una sola parada. Una maravilla.  





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